Tras haber recibido las mejores críticas, batir todos los récords en los Globos de Oro y dejar al público impresionado, simplemente os puedo decir al margen de todo eso que, La Ciudad de las Estrellas ha dejado huella en mi.
La La Land es un musical que, claramente, homenajea al cine clásico. Es una oda a la búsqueda de tus sueños. El film no muestra nada nuevo pero desprende esa nostalgia y magia que todos los amantes del cine necesitamos cuando nos sentamos a ver una película. Es encantadora y hace que se te muevan cosas por dentro... ¡te hace sentir!
Como siempre, Emma Stone y Ryan Gosling, perfectos como pareja cinematográfica. En todas las películas que trabajan juntos son pura química. Están impresionantes. Transmiten más allá de la pantalla y gracias a eso, bajo mi humilde opinión, creo que la película funciona tan bien.
No imagino a otros Mia & Seb mejor que ellos.
La música (obviamente) es otra de las protagonistas imprescindibles de la cinta: maravillosa, divertida y contagiosa.
A destacar: el vestuario, la fotografía, la luz, los colores, esa forma en la que está dirigida por Damien Chazelle que hace que se nos olvide que es una película de nuestra época para transportarnos a los años 50 y 60 de Rebelde sin Causa e incluso Desayuno con Diamantes. Y, por supuesto, ese final que no deja para nada indiferente.
¿Está sobrevalorada? ¿Se merece tantos premios? No lo sé y, sinceramente, no me importa.
Sólo sé que se me metió dentro y al finalizar, me rompió un poco el corazón... ¡por más películas como La La Land en nuestras vidas!
Nessa ©
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